"EL TLC REQUERÍA DE UNA CLASE
MEDIA PRO YANQUI Y QUÉ MEJOR QUE EL CINE PARA FORMARLA".
Las salas no estaban en condiciones
para atraerla, así que desde el gobierno impulsamos el desarrollo del nuevo
formato de complejos multiplex y nos deshicimos de la vieja y stalinista
Operadora de Teatros que, junto con el súper paquete de Imevisión y Estudios
América, dio los recursos a mi hermano Raúl para operar nuestra sociedad con
nuestros homónimos.
El cine populachero ya no nos servía
para la colonización. Había que acabar con él y que el nuevo formato inspirara
a que el pueblo empujara hacia arriba de la pirámide de clases, que se
esforzara más para mover el motor de la economía.
La televisión sería así, sin
competencias, el circo para desfogar las animadversiones populares.
Para esa estrategia ya no nos servían
unos Estudios Churubusco tan grandotes. Les robamos espacio para concentrar
ahí, junto a la escuelita de cineastas, otras varias para las demás artes. Y
hasta nos sobró espacio para concesionárselo a Cinemark que, años después,
sería absorbido por Cinemex para consolidar el duopolio.
Y quién diría en aquellos tiempos
gloriosos que mi pasión por las estrellitas de Televisa, como aquella Adelita
que me siguió a mi revolución particular, sería heredada por mi Emiliano con su
paletita de ojos celestes.
¡Cómo se atreven ahora a acusarme de
que el TLC nada bueno nos ha dejado y que vino a eclipsar al pobre cine mexicano tras el estadounidense!
Continuará...
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