por Javier Oteka
Ayala dice que María Novaro fue su alumna durante cinco años y que le parece
una persona finísima, que respeta enormemente y que le parece una mujer muy
talentosa que tendrá en sus manos el reto de prácticamente rescatar toda una
cinematografía. Agrega que el reto consiste en rescatar una industria que fue
extraordinariamente fuerte y que ahora se la ve hecha pedazos; que puede
producir 175 películas (al año) "de manera casi artificial" para que
se vayan al matadero en la cartelera comercial.
A la pregunta de
cómo resolver el problema de la exhibición, Ayala responde que le parece
fundamental que a María Novaro no le van a platicar el problema, sino que lo ha
vivido y lo está viviendo hoy, hoy, hoy, con su película Tesoros, que califica
de extraordinariamente fina, pero que no pasó a la cartelera sino que sólo se
exhibió en la Cineteca Nacional (y en la Casa del Cine), que es el gueto del
cine de arte. Ayala precisa que si bien es un circuito extraordinariamente
valioso, no es a lo que aspiraba esta película, y se pregunta sin responderse
cómo lograr realmente resucitarlo, hacer que el cine mexicano no se pierda, que
las películas tengan realmente la vida que merecen tener, que lleguen al gusto
del público. Cómo lograr eso, se cuestiona el maestro y apunta: Eso es el gran
reto.
¿María podrá hacerlo?, le inquiere la reportera. Ayala
Blanco entra al campo de su fe y de su credo, para responderle (y responderme a
mí y a CineDenuncias) que él cree que los últimos tres o cuatro directores del
IMCINE no son pillos, no son la mafia del poder, han sido gente de buena
voluntad, pero que (los pobrecitos) llegaron muy maniatados y (los ineptos) llegaron
hasta donde podían llegar. Ayala añade que el problema es
que tantos intereses van a poder afectar la nueva administración del cine, y
que no se trata solamente de ser un buen administrador, no se trata sólo de ser
un visionario del cine mexicano, sino que también, la palabra clave es, para
poder enderezar al cine mexicano, hasta dónde va a poder afectar intereses
creados, y que quizá esto se tome varios sexenios.
Precisa que si por tantos años el cine mexicano se
ha venido estrellando en la cartelera, en parte es debido a que la industria está
llena de gente que no le interesa recuperar la inversión porque ganaron dinero
haciendo la película gracias al estímulo fiscal, todo el mundo lo sabe
—asegura— que el truco es que no necesitas siquiera exhibir tu película para
recuperar la inversión porque ya ganaste haciéndola. Ese es el truco de los
productores. Es bastante triste —dice— pero se llegó a eso. Enderezar eso es
una tarea titánica. Yo quiero mucho a María —finaliza Ayala— pero no me
gustaría estar en su pellejo.
* * *
Lamento tener que oponerme y cuestionar a Jorge
Ayala Blanco, quien fuera uno de mis maestros en el CUEC, pues más que desde el
cerebro está hablando desde el mondongo, y colgándose de esta apología a su alumna para publicitar sus libros que, por cierto, le son subsidiados mediante recursos públicos y por tanto tampoco le ha de importar mucho, como a los productores de cine que critica, que se vendan en circuitos comerciales pues él ya ganó por escribirlos a diferencia de la mayoría de los escritores que sólo cobran un pequeño porcentaje de las ventas.
Para dirigir con éxito al IMCINE, no
basta -como Ayala afirma- ser una mujer finísima y muy talentosa, y tampoco es suficiente conocer y haber vivido el problema de la exhibición en carne propia; tampoco es
válido relativizar la importancia de ser un buen administrador.
Lo que definitivamente no es aceptable para quien
dirija al IMCINE, es tener evidentes conflictos de interés con el actual
director de este instituto gubernamental, quien es padre de la hija de María Novaro y productor de por lo menos tres de sus películas. Tampoco basta que Novaro haya vivido el
problema en carne propia, y más cuando ni siquiera en el caso de su propia
película Tesoros, Novaro supo y pudo resolver el tema de su distribución y
exhibición. ¿Cómo entonces podrá ayudar a solucionar el problema al resto de los
productores? Y no se trata de una fatalidad sistemica el que ella haya fracasado, porque
el hecho probado es que hay otros productores que sí lo han logrado, que han
sabido acercarse a una distribuidora y exhibir sus películas en salas comerciales
y, algunos, hasta teniendo un relativo éxito en taquilla. Pero ella, la "fina
y muy talentosa" Novaro, no logró hacerlo.
Por
otro lado, el maestro Ayala peca de ingenuidad y hasta de ignorancia, cuando exculpa a los tres o cuatro últimos directores de sus irregularidades y
actos de corrupción, toda vez que hemos publicado innumerables evidencias obtenidas
principalmente a través del INAI y, sobre todo, cuando el propio Ayala acusa a
productores de hacer negocio con los recursos públicos que les dan el IMCINE y
sus fondos, sin importarles que sus películas lleguen a las salas. Si esto
ocurre, Jorge Ayala, es porque el IMCINE se hace de la vista gorda, porque manda
hacer auditorías a modo para no evidenciar los desvíos de fondos y los hurtos, porque
con la opacidad en el manejo se hace su cómplice; para que al negar la transparencia
de los registros contables, se cubran las partidas infladas que tapan los moches
y los robos en el ejercicio de los presupuestos.
Realmente
es una vergüenza que Ayala Blanco sea tan convenenciero y diga tanta barbaridad desde la tripa. Es muy decepcionante
que se sume a las filas de esa mafia del poder, aunque con dolo se empeñe en negar
su existencia.