viernes, 8 de mayo de 2020

El dilema irresoluto del cine mexicano: QUÉ CINE QUIERO HACER VS. QUÉ CINE QUIERO VER.

por Javier Oteka
El debate entre cineastas que viene planteándose desde hace años, y que frena el desarrollo y el fomento de la industria, está basado en un falso dilema que opone la obra artística al producto comercial.
Una de las manifestaciones de este hecho, hoy en día se retrata en la confusión que existe en productores y autoridades respecto a cómo manejar la extinción del Foprocine y su fusión con Fidecine. No saben cómo conciliar sus dos misiones, la de hacer un cine "de arte o de autor" y la de un cine autosustentable y con viabilidad comercial.
El primero se enfoca a la satisfacción del creador respondiendo la pregunta de "qué cine quiero hacer". Y el segundo intenta satisfacer al público dando respuesta a su pregunta de "qué cine quiero ver".
En el fondo, este falso dilema se sostiene en la incomprensión del moderno concepto de calidad. La mayoría de los creadores y autoridades culturales y cinematográficas, basan su concepción de la calidad en una premisa maniquea y subjetiva que opone bipolarmente la supuesta buena calidad a la mala. De este modo, los parámetros para determinar la supuesta buena calidad los toman de las valoraciones que pregona un grupo selecto de artistas y críticos que se atribuyen la "verdad" que debe imponerse en todo proceso de formación de públicos.
Pero desde ese posicionamiento se ignora y hasta se desprecia, en forma clasista, el moderno concepto de calidad que se basa en satisfacer los requerimientos y gustos del público consumidor. Desde esta perspectiva, la misión del creador de obras debería conciliarse con la del productor de productos, pues de qué sirve una obra artística, tan costosa como el cine, si no le llega ni le satisface al público y, sobre todo, a una cantidad de público que haga posible la autosustentabilidad de las películas.
¿Por qué el Estado, con los impuestos del pueblo, debería subsidiar películas que el público rechaza? ¿No es esto una práctica autoritaria, opuesta a la democracia?
Por ello, las instituciones del Estado, para realmente apoyar al cine, deben estudiar a los públicos y segmentarlos en función de sus valores, gustos y preferencias. Y con base en ello, apoyar y estimular las películas que el público quiere ver.

Y yendo más lejos, tanto Eficine como el nuevo Fidecine fusionado, deberían descartar sus métodos de selección y autorización de proyectos, por parte de expertos que supuestamente no tienen conflictos de interés, e implantar un método más democratico: El de presentar maquetas de los proyectos en plataformas de internet facilitando que el público vote por aquellos que quiere sean apoyados y estimulados fiscalmente.

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LA DIRECTIVA DE AMACC, PERDIDA EN EL ESPACIO DE LA CORRUPCIÓN: https://www.eluniversal.com.mx/espectaculos/cine/pide-amacc-al-gobierno-federal-garantice-los-recursos-en-el-fidecine